Tras la visualización de esta película me replanteo hasta qué punto puede llegar la sociedad de hilar su propia vida con una inteligencia artificial. Aunque la historia parece desarrollarse en una realidad futurista y temporalmente más alejada a nuestra actualidad, podría tratarse perfectamente de un futuro no tan alejado a nuestros años, donde la ciudad presenta avances tecnológicos distintivos que nos sumergen en lo que parece una realidad virtual.

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Esta película parece una oda a soledad, al tormento individual y a una lucha interna en la que todos y todas podemos vernos sumergidos en cualquier etapa de nuestra vida, donde las relaciones se establecen de forma totalmente digital y en la que nuestro protagonista llega a vincularse sentimentalmente de una inteligencia artificial. Esta narrativa parece hilarse de forma directa al tema tratado en la asignatura, donde la IA se convierte en nuestra principal herramienta a la hora de desarrollar los proyectos.

 

Estas sensaciones de anhelo que trata la película se intensifican con una fotografía cuidada al detalle y que se ve complementada con una banda sonora que nos adentra más a esa realidad cada vez más, llevándonos por un viaje donde la melancolía se convierte en una compañera continua que parece volverse palpable a lo largo de todo el filme. 

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Una película crítica y retrospectiva donde sentimientos negativos son los protagonistas, llevando al espectador a un límite emocional que puede llegar a la lástima y el agobio, sensaciones que los directores han sabido representar de forma magistral.